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Cambios de la Flora Intestinal por Metales

DESEQUILIBRIO DE LA FLORA INTESTINAL POR METALES


En los humanos habitan más de 1000 especies de bacterias, a pesar de que colonizan la piel, cavidad nasal, oral y urogenital es el intestino la más densamente poblada. De hecho existen más colonias de bacterias por centímetro cubico en el colon que células de nuestro cuerpo 1010 a 1012, el 70% del peso de las heces la componen las bacterias.
Desde el momento del nacimiento factores como el parto o cesárea, la nutrición así como factores ambientales como la exposición a antibióticos, metales tóxicos y químicos modifican la colonización y diversidad de la ecología microbiana intestinal. Esta aumenta durante los 2 primeros años de vida y luego se estabiliza alrededor de los 2 a 4 años de edad para parecerse a la del adulto. La colonización no es azarosa sino dirigida de acuerdo a factores epigenéticos por las Inmunoglobulinas A (células CD5+B), que juegan un papel muy importante en la tolerancia a microorganismos intestinales.
Bajo condiciones normales, la microbiota intestinal es bastante estable a lo largo de la vida, predominando las bacterias de dos familias Firmicutes (gram positiva) y en menor proporción Bacteroides (gram negativas), son protectoras; es decir ayudan en la digestión de proteínas, producen vitaminas, ácidos grasos esenciales, degradan azucares complejos, entre otros. Así mismo regulan la presencia de hongos y levaduras en el intestino. Esta masa bacteriana ejerce una gran influencia sobre el estado general de salud de la persona, incluyendo la inmunidad y protección ante ciertas enfermedades.

PREBIOTICOS Y PROBIOTICOS.

Los microrganismos intestinales están adaptadas a su hábitat, ellos interactúan unos con otros y conviven en simbiosis con el huésped porque se adecuan al estilo de vida y dieta del hombre. El tubo digestivo de los recién nacidos está libre de bacterias, la flora bacteriana se comienza a adquirir inmediatamente después del nacimiento y progresivamente se establece un "ecosistema" de acuerdo a la ingesta de microorganismos vivos beneficiosos (probióticos) e ingredientes no digeribles de la dieta (prebióticos), que producen efectos favorables, estimulando selectivamente el crecimiento y/o actividad de uno o más tipos de bacterias en el colon.
En la última década del siglo xx en respuesta  a los nuevos estilos de vida urbana, y la preocupación por elevar la calidad de vida de los individuos, disciplinas como la Biología Molecular, la Biotecnología, la Medicina y la Nutrición, hacen un cambio consensuado de concepto de “alimento sano”, definido como aquel alimento libre de riesgo para la salud y que conserva su capacidad nutricional, a otro concepto más actual de “alimento funcional”, descrito como aquel producto, alimento modificado o ingrediente alimentario, que pueda proveer beneficios a la salud. El efecto positivo de un alimento funcional puede ser tanto en el mantenimiento del estado de salud como en la reducción del riesgo de padecer una enfermedad, estos incluyen los prebióticos y probióticos.

ENFERMEDADES ASOCIADAS A LA DISBIOSIS INTESTINAL

A ciencia cierta no se sabe mucho aun sobre la dinámica en el cambio e introducción de especies bacterianas nuevas en el intestino del individuo. Tampoco se sabe que tan duradera es esta microbiota modificada por exponerse a condiciones ambientales adversas. Este desequilibrio hacia una flora bacteriana intestinal nociva se llama disbiosis o disbacteriosis, la cual desempeña un papel en la enfermedad inflamatoria intestinal, la fatiga crónica, el autismo, la obesidad o incluso ciertas enfermedades mentales y distintos cánceres.
Numerosos factores tan obvios como el estrés, los cambios de hábitos alimenticios o los tratamientos antibióticos, pueden influir en el delicado equilibrio microbiano y provocar por tanto una disbiosis. Sin embargo hay factores menos aparentes como es la exposición a Metales Tóxicos, que al ser bioacumulables, las bacterias no escapan a sus efectos dañinos. Hasta ahora había sido pasado por alto el impacto perjudicial de estos contaminantes en la salud humana, el cual no es sólo debido a los efectos directos sobre el huésped, sino que también implica el efecto sobre el comportamiento bacteriano en el huésped.
Hay estudios que han identificado alteraciones y modificaciones bacterianas cuando se exponen a partículas contaminantes ambientales presentes en agua, suelos y efluentes de industrias; mercurio, cadmio, aluminio, cobalto, cobre, níquel y plomo, así como a los derivados del arsénico y del cromo. Las bacterias desarrollan diversos mecanismos de resistencia para tolerar los efectos nocivos de los metales tóxicos (C Cervantes y Espino-Saldaña, 2006), pero principalmente hacen modificaciones enzimáticas o bioquímicas que conlleva a mutaciones y el desarrollo de cepas con alteraciones indeseables que resultan dañinas.
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La reducción de la diversidad microbiana y el aumento de  Enterobacteriaceae adherente e invasiva como la Escherichia coli, Pseudomonas, Clostridium, Helicobacter, entre otras, están implicadas en la aparición de distintas enfermedades inflamatorias crónicas, con problemas de malabsorción, intestino permeable y distintas patologías carenciales por alimentos parcialmente digeridos. Además esta microbiota se adhiere a la superficie de la mucosa intestinal interactuando con los antígenos de la dieta cambiando la respuesta inmune, con reacciones inmunológicas exageradas dando diarreas o estreñimiento, cólico, acidez, intolerancia alimentaria y alergias (trigo, leche, huevos, pescados, etc).  
La absorción de enterotoxinas generadas por esta ecología bacteriana alterada, de proteínas parcialmente digeridas neurotóxicas como las de la caseína y el gluten,  así como la producción de aldehídos y alcohol por fermentación intestinal, afectan primordialmente a la población más susceptible como son los niños y adultos mayores. Por lo tanto a la hora de abordar las disbiosis no solo hay que hacer las correcciones dietéticas de acuerdo a la edad del paciente, sino investigar factores desencadenantes como los tóxicos ambientales a fin de corregirlos y dar una solución definitiva al paciente.



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