CONDUCTA
VIOLENTA INDUCIDA POR CONTAMINANTES
Cuando se hace
referencia al auge de las conductas violentas en estos tiempos, no es extraño relacionarlas
con las favelas en Brasil, los barrios en Venezuela o un gueto en Nueva York,
pues los factores sociales que se esgrimen en su génesis; pobreza, hacinamiento,
drogas, violencia familiar, entre otros, encajan en estos grupos sociales. Pero
cuando este tipo de incidentes ocurren en regiones y poblaciones donde
típicamente es raro (Canadá,
Alemania
o España
para solo nombrar las más recientes), que rompen con la teoría social de la
violencia, es necesario revisar a fondo otros aspectos del tema.
Si tomamos en
cuenta el homicidio como expresión máxima de la conducta agresiva, el más
reciente estudio
mundial sobre el homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito (UNODC), publicado en 2013 da cifras pavorosas, «cerca del
95% de los homicidios a nivel global los cometen hombres… de país a país y
entre regiones, independientemente de la tipología del homicidio o del arma
empleada, en su mayoría involucra a menores de 30 años». Este estudio está en
concordancia con múltiples trabajos sobre el mismo tema en distintas regiones y
tiempos.


Cuando se
discriminan estos números se puede observar que en los países con alta
incidencia de violencia y homicidios, el grueso de las cifras está vinculado a violencia
delincuencial o asociado a la política, en cambio en las sociedades con cifras
tradicionalmente bajas, los actos violentos u homicidas están vinculados a
resolver problemas interpersonales o de pareja.
INFLUENCIA HORMONAL EN LA
CONDUCTA AGRESIVA
A este inmenso
sesgo por género de los actos violentos se le ha dado una respuesta biológica,
pues es determinante la influencia de la hormona Testosterona sobre el comportamiento
agresivo del hombre, y principalmente en jóvenes desde la adolescencia hasta
los 35 años de edad. Sin embargo catedráticos como el profesor de Psicología y
Criminología de la Universidad de Barcelona Antonio
Andrés Pueyo indica: «La testosterona parece explicar en parte que la
mayoría de los asesinatos los cometen hombres jóvenes. Pero en otros casos,
como por ejemplo los asesinatos de pareja, pesan otros factores no tan
biológicos».
Nuestro
cerebro desde la etapa fetal está influenciado por el balance entre las
hormonas masculinas (Testosterona) y las femeninas (Progesterona y Estrógenos)
que da el carácter sexual de la personalidad. Pero también influyen hormonas
como la Oxiticina y las Endorfinas que generan sensación de placer, generosidad
y “amor filial o de pareja”, que regulan la tendencia agresiva de la
Testosterona.
Los seres
humanos por naturaleza no tienen propensión a la agresión mortal en las
relaciones interpersonales, por lo cual hay una tendencia creciente en el
enfoque hacia la identificación de factores diferentes a los aspectos sociales, que desencadenan el desequilibrio hormonal ligado a las conductas agresivas. Una
teoría que ha tenido gran peso basado en estudios epidemiológicos es la
toxicológica, sobre todo en la contaminación por metales tóxicos.
EQUILIBRIO DE LA TESTOSTERONA Y SUSTANCIAS
TÓXICOS
El
equilibrio de la hormona masculina es compleja. La mayor parte de la
Testosterona producida circula unida a una globulina o proteína transportadora
de hormonas sexuales, y una pequeña fracción queda “libre” entrando en las
células para ejercer su función, lo que provoca un aumento de las células en
las zonas que gestionan la agresión, fuerza muscular e impulsividad, al mismo
tiempo que se produce una involución de las células situadas en las zonas donde
se procesan las emociones y la comunicación, entre ellas la Oxictocina.
También una
fracción es transformada en Dihidrotestosterona, la cual es 5 a 10 veces más
potente. Y finalmente otra parte es transformada a Estradiol, hormona femenina
que ejerce un efecto de freno en la producción de Testosterona. Aun cuando no
se sabe a ciencia cierta el efecto de algunas sustancia dañinas como el
cigarrillo, pesticidas y sobre todo los metales tóxicos sobre la producción de Dihidrotestosterona, si se
conoce su efecto en la inhibición de la Aromatasa, la enzima responsable de la producción de Estradiol, por lo cual se
pierde el balance hormonal y un aumento exagerado de los niveles de
testosterona y sus metabolitos.
METALES TOXICOS Y CONDUCTA
VIOLENTA
Hay consenso de larga data que el comportamiento
impulsivo y violento puede provenir además de la disfunción cerebral, por
sustancias químicas tóxicas, particularmente por metales. Uno de los primeros
meta análisis publicados que asocia la contaminación por metales tóxicos con el
comportamiento violento en jóvenes, ¿Una llave a la violencia? fue publicado
por Janet Raloff en la revista Science News en 1983.
Aun
cuando se ha demostrado que los niveles elevados de metales tóxicos y algunos
minerales nutricionales son un factor común en los desórdenes emocionales,
depresión, ansiedad, ira, agresividad y comportamiento antisocial, están
implicados principalmente la exposición a mercurio, plomo, cadmio y aluminio.
Ellos aumentan los niveles de neurotransmisores que acrecientan la conducta
impulsiva y agresiva; Acetilcolina, Dopamina y la hormona Testosterona, y disminuyen
los neurotransmisores reguladores; GABA, Serotonina, Oxitocina y las hormonas
Estrogénicas, que actúan como frenos emocionales, por lo cual la persona puede
caer en dos categorías; temperamento exagerado o sociópatia.
Así mismo
hay situaciones como el estrés, con descarga de adrenalina y neuromoduladores como
el cortisol que aumenta el estado de alerta inespecífico, la liberación de
Testosterona y los estados de conductas agresivas. Algunos niños son muy
sensibles a esta situación, que ante un escenario sostenida de ansiedad
responden con agresividad, y no con llanto. Situación evidente en los niños del
espectro autista los cuales ante las dificultades de comunicación y expresión
emocional agreden o se auto agreden.
Pienso que al
abordar el tema de las conductas violentas hay que sensibilizar a las
comunidades sobre los factores sociales que las inducen, educar para el cambio
de conducta, y en comunidades expuestas mitigar el efecto por la presencia
exagerada de metales tóxicos, con programas preventivos con un simple examen
de cabello. Por último como dice el profesor Chris Exely,
quien ha dedicado toda una vida al estudio de la ecotoxicología del aluminio «hay
que dedicar más tiempo y recurso a la investigación de los metales en nuestra
salud».
Muy buena e interesante esta información, nos hace comprender mejor muchos hechos que vemos a diario
ResponderEliminarAna Teresa
Es necesario para ello la ayuda de entidades privadas o en su defecto (que es el deber ser) la ayuda y colaboración de entes gubernamentales; los cuales deberían prestarle mas atención a este problema que puede afectar a cualquier estrato social, trabajando mancomunada mente se podría lograr algo.
ResponderEliminarMuy interesante este articulo es necesario informar a mas personas sobre los efectos de los metales pesados en el comportamiento humano y como pueden alterarlo.
ResponderEliminarQue opinión le merece el protocolo Dan en los pacientes con altos niveles de metales pesados?
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