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Lácteos en Autismo


LÁCTEOS EN AUTISMO


La industria láctea produce unos 700 millones de toneladas de leche al año. El consumo de leche producido por las vacas es masivo, abarca casi el 90% del mercado mundial y su uso se ha hecho costumbre. No obstante, cada vez hay más evidencias sobre la relación entre el consumo de este alimento y enfermedades diversas como las alergias e intolerancia, inflamación intestinal, obesidad y el cáncer, entre otras. Pero es importante analizar detenidamente los diferentes aspectos de este producto alimentario a fin de poder aprovecharlo adecuadamente.






Algunas estadísticas sugieren que más del 70% de la población mundial
tiene algún tipo de intolerancia a los diferentes componentes de la leche.




PROTEÍNAS DE LA LECHE.

Las leches están formuladas para las necesidades de crecimiento del animal que la recibe, estas tienen una gran variedad de elementos, de los cuales las proteínas son las más estudiadas. La digestibilidad de la misma depende en gran medida de la abundancia de la proteína caseína, constituyendo el 80% del total de las proteínas de la leche de vaca, comparativamente en la leche humana constituyen solo el 40%. A su vez la caseína comprende varios tipos de moléculas que son la alfa-caseína, beta-caseína, kappa-caseína y la gamma-caseína. De ellas la más abundante es la beta-caseína que a su vez tiene dos variedades A1 y A2.
Las razas bovinas lecheras que genéticamente producen beta-caseína A1 son las más importante comercialmente pues se relaciona con alta producción lechera y rendimiento quesero. Sin embargo, está proteína está relacionada con mayores efectos negativos; intolerancia, alergias y liberación de “beta casomorfina”, esta última implicada en el empeoramiento de la hiperactividad y déficit de atención en los niños con autismo. Curiosamente la leche materna solo tiene la variedad A2, así como la de otros animales (cabra, ovejo y búfalo) cuyas leches tradicionalmente se aprecian como saludables.

Como se puede ver en la imagen, la palabra “Quiralidad” es quiral. No importa cómo roten su imagen reflejada, no va a quedar derecha. Muchas moléculas también tienen esta propiedad.

QUIRALIDAD

No importa cómo roten la imagen reflejada, no va a quedar derecha. 
Muchas moléculas también tienen esta propiedad.
Otro aspecto complejo de ciertos alimentos como la leche y algunos productos marinos, es la conformación de moléculas a partir de aminoácidos (los eslabones que se encadenan para formar proteínas) con conformación quiral (D-aminoácidos y L-aminoácidos), esto es, compuestos que tienen la misma fórmula molecular, pero se diferencian en que uno es la imagen espejo del otro.
El efecto de estos D-aminoácidos en la salud es complicado puesto que nuestro aparato digestivo tan sólo puede digerir proteína L, pero en general algunos son dañinos y otros aun cuando no hacen daño al organismo disminuyen las propiedades nutritivas del alimento. No solamente las proteínas quirales pueden venir naturalmente, sino que el procesado de la comida también es una gran fuente de D-aminoácidos. El calor combinado con un pH alto tiende a convertir L-aminoácidos en D-aminoácidos sobre todo en los lácteos pasteurizados, el pan y las salsas.  


ALTERNATIVAS A LA LECHE DE VACA

En la última publicación de la Escuela de Medicina y Salud Publica de la Universidad de Harvard, “el plato para comer saludable”, guía que es un estándar en nutrición a nivel mundial recomienda disminuir sustancialmente el consumo de leche, pero recomienda los derivados lácteos (yogurt y quesos) por sus beneficios alimentarios.  
Ante los posibles riesgos, otros tipos de leche animal o concentrados de origen vegetal se muestran como un sustituto bastante beneficioso. En los últimos años los productos a base de leche de cabra han ido tomando auge por sus principales cualidades benéficas: su concentración proteica es similar a la leche humana, por lo que es más digerible y más nutritivo. Su queso de carácter ácido lo hace que contenga más probióticos, sean menos grasos y como no contiene proteínas aglutininas que atacan al sistema inmunológico, causan menos alergias e inflamación.
También las leches a base de plantas (coco, almendras, soya, arroz) se han convertido en una opción cada vez más popular entre los veganos, así como aquellos que tienen intolerancia a la leche de vaca. Son una opción agradable para las personas que buscan productos lácteos no basados en animales, pero nutricionalmente hablando se quedan cortas en algunas áreas en comparación con la leche de origen animal, y no están exentas de algunos efectos secundarios a tomar en cuenta.
A la hora de buscar un sustituto a los productos lácteos de leche de vaca, es aconsejable tomar en cuenta factores como: edad de la persona, antecedentes de enfermedades, digestibilidad, procesos alérgicos, beneficios reales de los sucedáneos de la leche y hábitos alimentarios, los cuales debe evaluar con la ayuda de un profesional médico capacitado en nutrición, y no dejarse llevar por modas promovidas en las redes sociales o tendencias de “gurus” en coaching nutricional.


3 comentarios:

  1. Muy bueno el articulo... me fue muy util gracias

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  2. Excelente información. Soy médico y cada vez mas retiro de la diet de mis pacientes el consumo de lácteos, dejando el queso de cabra como la mejor opción.

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