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Metales Tóxicos (parte 1)

METALES TÓXICOS.


     Para definir que es un “metal tóxico” hay que comenzar por explicar el uso de los metales en el organismo. Los seres vivos utilizan y acumulan metales, hay 16 que se denominan minerales esenciales para la salud, pues forman parte de las diferentes estructuras del cuerpo e intervienen en la regulación y equilibrio celular. Pero también se utilizan otros 16 metales en cantidades reducidas por lo cual se llaman oligoelementos o minerales trazas, que también son importantes para el funcionamiento especifico de ciertos procesos enzimáticos. Esta clasificación es un poco arbitraria pues la mayoría de los minerales nutricionales, sean esenciales o trazas son fundamentales para la buena salud.   
     Si tomamos en cuenta que en la tabla periódica hay 119 metales conocidos, y los seres vivos utilizamos cotidianamente 32% de ellos, podríamos asumir que entonces fuera de este porcentaje el resto son metales dañinos para el organismo. Pero cuando se revisa la literatura médica resulta que no es así, existe un grupo reducido de metales a los cuales se les conocen los mecanismos por los cuales están involucrados en el daño a la salud, por lo que se les denomina “metales tóxicos”.  
     También a estos metales que producen daño coloquialmente se les llaman “metales pesados” lo cual ha traído más confusión al tema, porque tal denominación confunde por ejemplo el Berilio o el Aluminio, metales livianos (están en la posición 4 y 13 respectivamente de la tabla periódica) con metales de alta densidad considerados pesados como son el Antimonio o Plomo (posición 51 y 82 respectivamente). Por último también hay otro grupo que son considerado metales inertes pues no interactúan en el organismo o simplemente no se sabe hasta la fecha su efecto.

¿CUÁLES SON LOS METALES TÓXICOS?

     Cada vez hay más aceptación medica utilizar el término “metales tóxicos” a aquellos elementos metálicos de uso industrial considerados dañinos para la salud, los cuales tienen límites de exposición establecidos; Aluminio, Antimonio, Arsénico, Berilio, Cadmio, Mercurio, Plomo y Uranio. También con respecto a los límites de exposición, hay un consenso basado en estudios de toxicidad en la última década, que indican que muchas de las normas actuales basadas en las guías de la OMS de muchos metales son muy altas, y plantean la necesidad de reevaluar los valores límites basándose en estudios epidemiológicos diferenciando entre adultos y niños.  
     También los metales nutricionales a pesar de ser beneficiosos para la salud, tienen rangos máximos de exposición o valores referenciales de ingesta diaria, que cuando se exceden estos límites pueden ser altamente tóxicos como el caso del Fosforo, Cromo o Hierro para solo nombrar algunos. Por lo tanto a la hora de hablar de intoxicación por metales hay que hacer una clara distinción entre los “tóxicos” y los nutricionales en rango toxico.

¿CÓMO DETECTAR METALES ACUMULADOS EN EL ORGANISMO?

     Cuando se desea monitorear los niveles en el organismo de minerales o metales tóxicos, esto se puede realizar en varios sistemas: sangre, orina y cabello. Los cuales tienen sus ventajas dependiendo del tiempo, nivel y lugar de exposición. En la exposición Aguda ya sea por ingesta de una dosis alta por accidente o de un trabajador por uso de equipo de protección inadecuada, donde se superan los límites permisibles de exposición, la sangre es un medio idóneo para valorar los niveles y tomar las medidas de urgencia necesarias para descontaminar a la persona.
     Una vez que se distribuya el metal en las primeras 24 a 48 horas los niveles en sangre pueden descender a la normalidad en caso de minerales, o desaparecer en los metales tóxicos, donde igualmente generaran  trastornos a la salud.

     En la exposición Crónica ya sea por ingesta o laboral, donde hay una saturación de los depósito de minerales o agotamiento de los mecanismos de eliminación de metales tóxicos del organismo, es posible detectar niveles significativos en orina pues es el medio de eliminación de la mayoría de los metales del cuerpo.
  Sin embargo en la exposición prolongada de bajo nivel procedente de contaminación medioambiental, donde hay una acumulación insidiosa de minerales y metales, la sangre y orina son poco sensibles para medirlos. Por lo tanto en los últimos años se ha venido convirtiendo en norma el medir esta exposición en cabello, a fin de minimizar las lesiones a largo plazo.


     El cabello es por varias razones un tejido ideal para analizar y controlar una posible carga de metales; además de ser fácil de tomar, todas las sustancias nutritivas importantes y los elementos tóxicos se acumulan en el cabello, por lo cual las concentraciones de minerales y metales tóxicos que se encuentran allí representan la  exposición que ha estado ocurriendo durante mucho tiempo, así como los cambios metabólicos que estos han inducido en el organismo.
     Esta prueba es de gran utilidad para detectar niveles elevados de metales tóxicos a la hora del análisis clínico y prevención de lesiones neurológicas progresivas: Autismo, Parkinson, Alzheimer, Hiperactividad; así como para el monitoreo del balance correcto de minerales para pacientes sometido a medicación por Depresión, Cansancio crónico, Cambios hormonales, Trastornos inmunitarios y Cáncer de diversas etiologías, entre otros. 






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