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Metales Tóxicos y Autismo, mas allá de lo obvio.


AUTISMO Y METALES TOXICOS, MAS ALLA DE LO OBVIO.

Desde la revolución industrial a mediados del siglo XVIII, la producción y, en consecuencia, la emisión de metales, ha aumentado exponencialmente, abrumando a muchos ecosistemas. Al entrar en la cadena alimentaria implican una grave amenaza para el medio ambiente y la salud  humana. Los metales en el organismo exhiben una amplia gama de propiedades fisicoquímicas desde esencial hasta tóxicos. En general, todos los metales cuando se toman en cantidades excesivas pueden provocar toxicidad y estrés oxidativo.

Independientemente de este hecho conocido y ampliamente documentado, las emisiones de metales continúan, especialmente en los países menos desarrollados o con legislaciones poco estrictas. Sobre todo de metales reactivos que se comportan en los organismos como radicales libres (aluminio, arsénico, cadmio, mercurio y plomo), principales amenazas ambientales que alteran significativamente el neurodesarrollo y el balance mineral nutricional, que conlleva al malfuncionamiento de distintos órganos y trastornos de diversas índoles.   

Tres décadas de análisis del mineralograma en cabello han vinculado la exposición a metales tóxicos como un factor de peso en la aparición del daño neurológico y desarrollo de los síntomas del trastorno del espectro autista (TEA) en niños en la etapa crítica del desarrollo. Para hacer frente a estos tóxicos las células poseen estrategias de defensa en las que principalmente intervienen el glutatión (GSH),  desempeña un papel central como agente antioxidante y quelante.

El Aluminio y el Plomo son dos de los metales reactivos muy comunes tanto ambiental como industrialmente. Los cuales forman en el organismo muchas sales, óxidos y compuestos organometálicos desplazando una decena de minerales nutricionales, entre los más importantes; calcio, magnesio, cobalto y hierro interfiriendo en la transmisión nerviosa, el metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas, así como la producción de glóbulos rojos. Pero esos no son los únicos contaminantes metalicos, en nuestras investigaciones, en distintos países hemos detectado frecuentemente seis metales: aluminio, arsénico, cadmio, plomo, mercurio y uranio.

El cerebro es especialmente vulnerable al estrés oxidativo durante el desarrollo ya que en esta etapa el mismo tiene bajos niveles de antioxidantes, y un alto requerimiento energético.  Los mecanismos reguladores que son impactados por la contaminación de estos metales son los que permiten la neuroplasticidad que es la capacidad del cerebro para adaptarse a los cambios, lo cual es fundamental en el desarrollo. En conjunto las neuronas crean conexiones que se fortalecen, crecen o desaparecen en función del aprendizaje, adaptaciones y desarrollo, porque durante nuestras vidas no dejamos de aprender, de experimentar o avanzar. 

Por eso es tan importante  comprender que la neuroplasticidad no se “detiene”, solo evoluciona y se adapta a las circunstancias que rodean al niño TEA. Las conductas y comportamiento selectivo, obsesivo-compulsivo y aparentemente errático o caprichoso responden a estos cambios: hipersensibilidad de algunos órganos, percepción diferente de colores, sabores, olores, tacto. Falta de comprensión de aprendizajes innatos como lenguaje gestual, interacción social, lenguaje verbal y abstracto. Por otra parte la realidad para cientos de padres de niños con autismo es que las opciones de medicamentos para sus hijos son muy limitadas, a menudo no son eficaces, y pueden estar asociados con efectos secundarios no deseados o tóxicos.

Dado la magnitud creciente de este escenario, muchos grupos multidisciplinarios de trabajo le están dando gran peso al diagnóstico temprano en el TEA, con una intervención multietapas DDDTP (Diagnostico, Descontaminación, Dieta y Terapia conductual Precoz)

                                                   I.            Pediatra del Desarrollo.
                  II.            Psicólogo Infantil.
                III.            Neurólogo Pediatra.
               IV.            Toxicólogo.
                 V.            Nutricionista.
               VI.            Psicopedagogo.
             VII.            Fisioterapeuta.

Así se garantiza un diagnóstico preciso (autismo grado 1, 2 ó 3, TDAH, déficit cognitivo, hiperlaxitud articular, etc), niveles de contaminación y déficit hormonal y sistemas involucrados. Lo cual va a permitir en forma simultánea acometer: la descontaminación, terapia neurosensorial, de integración social, de lenguaje, modificación de conductas y hábitos del paciente, sin pérdida de tiempo pues el neurodesarrollo en los primeros ñaos de la vida es asombrosamente rápido, luego va haciéndose más lento y complejo con la edad. También la intervención DDDTP va a permitir la orientación familiar multietapas con terapias individuales y grupales a los padres, para lograr un desarrollo armonioso del niño TEA bien orientadas para no desperdiciar tiempo y recursos valiosos.


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